CRÓNICA JORNADA ESPELEO-PEQUES 2025
¡Bendita locura! El pasado sábado 7 de junio la Escuela Cántabra de Espeleología realizó su primera actividad diseñada y dirigida a los más pequeños. La propuesta tuvo un éxito innegable, desde el momento que en muy poco tiempo tuvimos que cerrar inscripciones quedándose familias, incluso, en lista de espera.
Algo más de 80 participantes entre niños, niñas, papás, mamás y monitores, y eso que hubo bajas de última hora, y es que entre tantos era difícil que no fallara alguien.
La jornada se desarrolló en la sede de la Escuela Cántabra en Arredondo, disponiendo a su vez del Polideportivo Municipal y del edificio del Antiguo Cuartel, todo ello gracias al Ayuntamiento de Arredondo, quien también nos facilitó un centenar de sillas con sus tableros y caballetas para la hora de la comida. Se comenzó a las 9:30 con la recepción de los participantes y reparto de cascos e iluminación a quien lo necesitaba. Tras ello los saludos y presentaciones pertinentes y el reparto de las familias en los 4 grupos que irían rotando por los cuatro talleres programados: Arqueología, Biología subterránea, Topografía en cuevas y Socorro.
En el taller de Arqueología los peques y sus papás y mamás participaron en una entretenida yincana donde realizaron con sus propias manos arte rupestre, buscaron pistas, excavaron y encontraron distintos objetos arqueológicos con los que aprendieron cómo vivían nuestros antepasados.
El taller de Biología nos descubrió un desconocido mundo, el de la vida dentro de la cueva. Pudieron identificar los distintos hábitats, conocer con impresionantes fotografías algunos de los minúsculos seres que los habitan, e incluso con el uso de lupas y un microscopio pudieron ver ejemplares de verdad. La palabra clave fue “troglóbios”.
El taller de topografía enseñó a nuestros peques a dibujar una cueva y a ir descubriendo nuevos conductos y galerías. Para ello se simuló en las distintas plantas del antiguo cuartel, una cueva con todos sus ingredientes: rampas, pozos, estrecheces, bloqueras, formaciones… y cada uno fue haciendo su dibujo en planta ataviados con todo lo necesario para la exploración.
Y por último el taller de socorro se desarrolló en el polideportivo, donde se realizó un pequeño espeleódromo, donde tuvieron que gatear, pasar estrecheces, y volar un poquito con la tirolina que se montó. A su vez también pudieron ver cómo se lleva en camilla a un accidentado, como se rescatan los animales que caen en las torcas y subieron a un vehículo del Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias de Cruz Roja Cantabria especializado en Espeleo-Socorro.
Todas estas actividades se realizaron por la mañana, tras lo cual se hizo la parada para la comida. Los participantes llevaron su tentempié y pudimos reponer fuerzas todos juntos y prepararnos para la siguiente aventura.
Tras la comida, coches y para el parking de la Cueva Coventosa. Siguiendo organizados en grupos nos fuimos desplazando hasta la boca de cueva y entrando, por la sopladora boca, al interior de la cavidad. Pequeño recorrido sin ningún obstáculo técnico, apto para todas las edades. Pudimos ver las estalactitas, estalagmitas, formaciones varias, e incluso algunos, con un poquito de suerte, algún pequeño ser vivo. Tuvimos también un ratito para la oscuridad y el silencio, apagando nuestros frontales y dejándonos envolver por la tranquilidad de las cuevas. Antes de dirigirnos hacia la salida, foto de grupo. Retorno a los coches y de vuelta a la sede de la Escuela para poner punto y final, en torno a las 18:00 de la tarde, a una espléndida jornada en la que vimos disfrutas a los peques y a sus padres por igual, y es que era uno de los objetivos principales: disfrutar en familia, y por otro lado mostrar la espeleología un poco más allá que la simple visita a una cueva, quisimos mostrar nuestra pasión por este deporte-ciencia, y nos da la sensación que lo logramos.
Como siempre muchas gracias a nuestros monitores y ayudantes que lo hicieron posible (hacéis fácil lo imposible), al Ayuntamiento de Arredondo y a Cruz Roja Cantabria por su colaboración (siempre están para lo que les pedimos), y por supuesto a las familias que nos acompañaron (sus sonrisas y caras de ilusión han sido nuestra mayor recompensa).
